sábado, 18 de agosto de 2007

Y moriremos por la boca

Si nos acostamos con las manos vacías de pasión,
aunque estén muy limpias, no servirán las pequeñas magias,
ni las medallas de zafiros, ni los silencios arrogantes
con sus vientres inmaculados.

Si no reímos antes del alba alucinante,
aunque riamos después con dedicación,
no servirán los monstruos con ojeras, las verdades ansiosas,
los disparos al corazón.

Y más aún, si nos despertamos con los ojos secos,
aunque deseemos compañía condescendiente,
no servirán las paredes blancas, ni la arena que se mete
en los zapatos, no servirá la angustia atrayente
de un mal beso. Y tragaremos saliva,
y como los peces, moriremos por la boca.


Sinuco